martes, 2 de febrero de 2010

Beyoncé y Taylor Swift hacen historia en los premios Grammy



La industria musical no pasa, como es de sobra sabido, su mejor momento, pero para los premios Grammy, la 52ª edición, celebrada el domingo por la noche en Los Ángeles, ha sido histórica y, en cierta forma, esperanzadora. Repartiendo como acostumbra, la Academia de Grabación de Estados Unidos –que hizo debutar en los galardones al dúo español La Quinta Estación al premiar su Sin frenos como mejor disco latino pop– coronó dos reinas: Beyoncé, ya acostumbrada al trono, y la joven Taylor Swift (abajo, en la foto), una princesa que ha llegado a lo más alto. Apostando por el espectáculo, además, los Grammy por fin volvieron a conectar con el público o, al menos, tuvieron bastantes más espectadores que en los últimos seis años, un logro en tiempos de atención cada vez más fragmentada.Nadie puede disputar el reinado de Beyoncé, que tras los seis premios de la noche –más de los que ha logrado nunca en una sola edición ninguna mujer– acumula ya 16 estatuillas en su haber (28 si se cuentan los premios que recibió como parte del grupo Destiny’s Child). La sombra se la volvió a hacer, como en toda la temporada de premios y en las listas de ventas, Taylor Swift, ternura rubia angelical de 20 años, la cantante más joven en lograr el reconocimiento más ansiado de la noche, mejor disco del año, con su Fearless. El consuelo para Beyoncé, si es que llegara a necesitarlo, posiblemente lo encontraría al medirse en directo con esa fulgurante estrella del country-pop que habla con orgullo de Nashville y agradece que le dejen firmar sus propias canciones. Ella, estatua de ébano, autora de la mejor canción del año (Singles ladies) es ya maestra en las lides de la actuación-espectáculo, de ese nuevo baremo que obliga a bailar, contorsionarse y lucir palmito tanto como a cantar. A Swift, como demostró el domingo empequeñecida al lado de Stevie Nicks, le queda un largo camino por recorrer.Porque sí, las hemerotecas y los anales recordarán el palmarés, pero los Grammy lanzaron otro mensaje: hoy la música, al menos en términos de éxito industrial, es mucho más que una buena composición, una buena letra y buenos instrumentos o voz. De los 109 galardones, solo nueve se dieron en la ceremonia retransmitida por televisión. Los Grammy esta vez eran cuestión de actuar, no de dar discursos, emocionados o no. Hasta Beyoncé sólo recogió uno de sus históricos seis premios ante las cámaras.

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